Desdeño las romanzas de los tenores huecos

y el coro de los grillos que cantan a la luna.

A distinguir me paro las voces de los ecos,

y escucho solamente, entre las voces, una.

(Antonio Machado)

viernes, 31 de agosto de 2012


Me gusta el sonido del silencio, el que te deja pensar, el que no te distrae.
El que no te confunde, ¡y qué ligero pasa!... siempre hay algo que lo despierta, el chirrido de una puerta, el estornudo de un viandante.
¡Quiero irme de aquí! ¡Qué no me moleste nadie! No me deja oír, mi mente se va dejando, perdiendo ese momento, distrayendo...
Dejo de sonreír... pensando, me voy a ir muy lejos, donde sólo el aire me acompañe, luego respiro hondo, por fin tú y yo solos, vamos despacito, acompaña mi caminar, escucha mis pisadas...casi se confunden... pero…
…ha sido la hoja que moribunda ha caído.
Qué triste... seguro que fuiste hermosa, ahora nadie te mira, ahora nadie te adora, pero yo te cojo, te mimo, te llevo conmigo... ¡anda si son hormigas! incansables, bonitas, os regalaré la hoja. Servirá de trampolín, o tal vez para dar sombra... que tarde es, me tengo que ir, ¿quién me ha distraído?
¡Si no he hablado con nadie!... Silencio ¿me has traicionado? Te he llevado en mi regazo y ¡ni siquiera he pensado!
De que ha servido venir, si ya todo lo he olvidado.
Ven mañana bonita, hazle compañía al atardecer, a la sombra que se va alejando,  siéntate en tu piedra preferida, esa que tanto te gusta,... la que acaricias con tu mano,... a la que le das un sentido... ¡pero si es un ser inanimado!
¿Tú crees que me escucha?
A ti te escuchan las briznas calcinadas, las motas de polvo al viento, ¿qué más quieres, mi niña?,
si todo lo tienes a cada paso, a cada instante...
Hay silencio mío ¡como lo sabes!

El rancio viento demoró nostalgia
creando surcos de ásperos suelos
impregnando aromas 
de dulces sueños.

Abriendo espacios sin nadie dentro
cerrando ilusiones,
vetando sencillos pasos

de enamorados sedientos
e ilusiones perdidas.

jueves, 30 de agosto de 2012


Hace tiempo que le resbalan las lágrimas, esas que nadie ve, las que te tragas en los momentos arduos, las que enjuagar no puedes, las que no puedes gritarlas, ni acariciarlas, ni saborearlas.
Sólo los dueños lo saben, escondiendo, enmascarándolo, desatando fuego eterno, mientras, la niña calla, espera lo inesperado, busca lo perdido...
Las tinieblas le encubrieron el alma. Oye voces, gritos y tal vez algún requiebro; ¿de dónde vienen? que de tan engalanadas no se perciben.
La vida sigue y sigue sin darse cuenta, y un día y otro. ¡A quién le importa su sufrimiento!
Fueron sus palabras, que lentamente entraron por los poros de su piel, o acaso fue el manantial que yacía vacío y hoy, alborotado, recorre su cuerpo...fue un atisbo de esperanza.
Dejarla así... no la despiertes, que ría dormida y llore despierta. ¡Dejarla así que viva el momento!
Oigo los gritos sin sonido
los lamentos perdidos
los sentimientos ahogados.

Vivo atrapando susurros
absorbiendo emociones
de sueños perdidos.