Desdeño las romanzas de los tenores huecos

y el coro de los grillos que cantan a la luna.

A distinguir me paro las voces de los ecos,

y escucho solamente, entre las voces, una.

(Antonio Machado)

lunes, 9 de diciembre de 2013

Nelson Mandela

Las personas enviadas son fáciles de reconocer, los obstáculos inamovibles se convierten en presa de sus obsesiones; en donde la sangre derramada de otros es el combustible que aviva la llama de la esperanza.
Pero las ganas de lucha forman parte de una identidad propia, de la que sin duda, somos meros  espectadores; esperando el fruto de una recolección, en un terreno abonado con semillas de acero.
Llevar a cabo una causa, una idea, se convierte en su razón de ser y la infancia deja paso a la madurez sin pasar por una adolescencia; donde barrotes de goma recargan unas pilas inundadas en el silencio. Nada ni nadie puede ver lo que ocurre en esas mentes y son muchos los personajes que dejan huella para la eternidad y muchos los cerebros que pintan de azul un mundo nuevo.
El color de la piel, también, piensa, el calor de las manos; también, abriga. La mirada de unos ojos, también, iluminan. Y son sordos los oídos de los ciegos, porque sólo escuchan con el  corazón, como son sabrosas las acciones, ante las tinieblas de quien no las puede ver.
Ha debido de acaecer  hechos denigrantes para que toda una sociedad se rinda ante la persona que no solamente ha liberado a un pueblo, sino que ha dejado los cimientos para seguir construyendo el camino hacia la libertad.
Nunca se nos olvide que andamos gracias a la gravedad de la tierra y la tierra ya está cansada de rodar. Cualquier día no habrá médico especialista que repare las grietas de nuestra casa y delante de nuestras narices veremos caer hacia el abismo toda la suciedad que estorba. Pero como en todo, también, la dicha vomitará hacía la sima; dejando a oscuras tanta mediocridad.
Tal vez  las manos más fuertes se agarren al filo de la línea que separa el bien del mal; lo peor es que quede en tierra algún encantador de mentes que dé una patada, arrancando las pieles de unos dedos llenos de llagas.

sábado, 26 de octubre de 2013

Retrato de la infancia, sueño roto

Quiero derretir mi vida donde me viste nacer,
apartar los meses hasta ver mis pies ponerse de pie,
llorar por un reventón de manías y crecer,
volver a ir a la escuela, que me expliquen ¿para qué?
Todo me lo tienen que concretar y todo pasó sin una sola explicación.
Hoy es otro año y mi cama está vacía,
mi habitación ya no huele a naftalina,
pero el suelo es el mismo,
los techos conservan las mismas vigas,
la alacena se ha convertido en portal,
ya no se guarda leche en polvo para el último bebé,
ni guardan rebecas en maletas de cartón.
Ya no esperamos llamadas en un único teléfono,
ni los caballos pasean a guardias civiles,
ya no hay damajuanas detrás de una barra ni barras de longaniza esperando ser comidas.
Ya no está la abuela ciega limpiando lentejas,
ni los pavos reales paseando por los estercoleros
y yo todavía no había mirado al cielo, pero pensaba y pensaba
sólo que nadie me dijo que era pensar.
La muerte la veía lejana y nunca para mí,
las enfermedades eran de otros
y las voces provenían de otras casas
de la mía sólo el bostezo de unos animales;  
y los cementerios balsas de arrugas entre rocas doradas.
La realidad del hoy es la mezcla de las decisiones del ayer,
los errores de un pasado sin instrucciones ahogan las ilusiones de un presente
y la rama de olivo  donde antes me mecía
ahora es un trozo de hielo que se derrite
dejando mi conciencia al aire
y un cuerpo atrapado con un horizonte incierto.
Demasiadas emociones en una casa vacía,
demasiadas pisadas huérfanas en un suelo enquistado de casquijos sueltos,
ya ni los perros ladran cuando el viento les da en sus hocicos
ni las gallinas cacarean al amanecer de los días.
Nada dentro de la nada,
pero antes de la nada
yo siento que ya merodeaba allanado el camino de mi vida.
Sólo un sueño roto dentro de una vida.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Volveré

Volveré a Madrid, 
tal vez
un día sin prisas.
Un día que luzca el sol sobre mi cabeza
detendré las nubes a mis espaldas
para ver volar los aviones de cerca.
Siempre volveré;
si me prometes promesas
siempre que no engañes mi dolor
y me brindes compañía eterna.

Poemas desde el llanto

VI
Y seguirán los frutos dando frutos,
y la tierra trampeando veredas.
Pisadas sobre alfombras de seda,
colores sobre montañas eternas
pero mi árbol se pudre
y su tronco;
albergue de fieras.

V
El camino se estrechó,
donde duermen las alondras,
ésas que de camino a la alberca,
en sus picos albergaban agua.
Y las vi de noche,
eternas de madrugada;
pero el sueño embelesó mi conciencia,
dejándome llevar por el sonido,
tal vez de una máquina estropeada.
Esa que alimenté un día,
una noche y una mañana.
Sólo me queda atracar al tiempo,
volver hacia un pasado,
recuperar mis ideas
y quemar mi cuerpo desecho.

IV
Fuiste justo,
mas si cabe, en el tiempo.
Una mota engalanada,
me recuerda
lo bien que sabe
sin sentirme atormentada.

III
Asiento yo con mis ojos
al ver tu cara junto a la mía
y ahora sobran cien cerrojos
para desnudar mi agonía.

II
No me pidas que aprenda
lo que tú has conseguido
peldaño a peldaño.
Yo sólo vivo los segundos,
y mañana tal vez no me acuerde
que han pasado mil años.

I
Ésta llave no abre la libertad
ni cierra caminos,
sólo es un placebo más,
para mantenernos despiertos
en un mundo perdido.


domingo, 13 de octubre de 2013

Catorce minutos

Y quedan catorce minutos de una agonía eterna
y quedan catorce minutos y nadie lleva la cuenta.
Sólo por unos minutos menos
de esos catorce
hubiera dado mi vida por saborearlos de cerca.
Después rodaron emociones por escalones de piedra
limpiando unos corazones de polvo y arena.
Ya no se siente el frío de una mañana fresca
pero si un leve viento que huele a tormenta.
Evaporando unas lágrimas,
que aún,
no han salido fuera.
Ya no queda césped que ablande la tierra
sólo pisadas hundidas para andar sobre ella
¡Y unos árboles desnudos de frutos!
¡Y unos rosales con rosas eternas!
guardan entre sus ramajes
melodías de Vivaldi para alegrar la existencia.                                                                     
Pensando
un perro dócil con mirada triste
pasea y observa, calla y se sienta
oliendo un otoño
de una tarde cualquiera.
Detrás de los muros nada se oye,
detrás del silencio una niña corretea
llenando de vida
un jardín de hojas secas.
Vaciando a carcajadas su prematura inocencia
llenando el lugar que otros dejan.
Todo en un mundo retorcido.
Pero el mundo la ha parido
para que nada se pierda.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Sólo un paréntesis en la gotera de mi azotea

Postrada estoy con pies de barro
alerta y mirando al cielo.
Una tormenta amenazaba
con dejarme 
sólo 
los muñones fuera
¿y quién caminó por mí
en aquellos días azules?
¿y quién vigiló mis pasos
cuando llevaba tacones?
Coger el tiempo y congelar sus días,
dormir en los segundos
que marcan las horas.
¡Dónde estaba yo
sin correa al cuello!
y tú,
¿por qué gritabas?

lunes, 30 de septiembre de 2013

Ya se van los eclipses que tapan la luna.
Ya no queda luz azul entre las tinieblas.
No eran mis ojos los dañados por el fuego,
no era el día disfrazado de noche,
ni la noche vestida de luto.
¿Quién ha muerto?
yo me pregunto.
Incauto destino, me has tapado la visión
y en mi dañado tacto
me he comido tu tiempo.

viernes, 6 de septiembre de 2013

A medio camino

A medio camino,
con una mochila llena de vivencia
tal vez rasgada por el roce del tiempo,
pero repleta de sabiduría
me muevo a ciegas
entre una multitud cada vez más escasa;
pero llena de problemas.
Y yo lo escucho,
a veces incluso.
¡Qué curioso!
acabo de sacar un problema de mi mochila;
ahora pesa menos
y el roce frena el desgaste de meses de angustia.
De salpicones de barro hasta las rodillas
he avanzado unos metros a tientas,
ya no estoy en ningún sitio
y mi destino lo marcan otras huellas,
puestas a conciencia ¡seguro que están!
y otro problema que de mí mochila se va.
De reojo vuelvo a mirar por si algo se cuela,
sabiendo que nunca se volverá a vaciar de otros problemas.
Que graciosa mi mochila,
ya no pesa;
quiere engañar al mundo,
haciendo pensar que los problemas se han quedado fuera.
Ya no es basura lo que esconde en su forro,
ya no es podredumbre lo que emana de dentro,
ni pesa ni huele.
Sin embargo
la llevo a cuestas


miércoles, 4 de septiembre de 2013

Eres hueso

Eres hueso,
del fruto de una tierra labrada.
Agarrada al árbol de la vida,
bebiendo de su sabia.
En este paraíso fructífero,
donde anidan raíces,
dejaste huellas anegadas
y una yunta
esparce el polvo
al calor del destino,
ara que ara.

En la era de la plenitud,
fuiste tú
quien encendiste la llama.
Ahora hay amor y cenizas
que nadie reclama.

Eres piel tornada de rosa,
refugio de venas dormidas
en una carne flácida,
escaparate de la vida.
Sobre una cama esmaltada
tus horas no tienen tiempo,
ni el tiempo sabe de horas.

Mientras
la polea sube y baja
entre la vida y la muerte.
La vida te aclama,
la vida te usa,
la vida te escupe
sobre cortinas  de rayas.
La tierra te da de comer,
la tierra te pudre,
engendra y prepara
lechos de margaritas;
flores todas.

Enraizando otras llanuras
levantando fértiles polvaredas,
de sol y lluvia.
Renaciendo en otras semillas,
para tú quedar olvidada.



Mi tierra

Mi tierra tiene llanuras,
por donde entra la luz de la mañana,
rodeada de cerros bajos,
donde duerme la luna.
También mi tierra mira a las montañas,
escondite de cuevas,
cuna de lobos.

En las frías madrugadas,
mi tierra enoja al viento,
cuando de sol se disfraza,
tiñendo de verde los campos,
de jaras, pinos, lentiscos 
y romeros,
siempre rodeados
con sus olivas centenarias,

Mi tierra presume de las manos que las labran,
de sus gentes,
de la Alhambra de Granada,
de otros muchos que con sólo nombrarlos,
ciega el alma.

Mi tierra no grita,
no habla,
ni susurra dóciles palabras.
De eso ya se encarga
la bravura de sus costas,
el sonido de sus olas,
las castañuelas de Sevilla
y los pasos de Semana Santa.

Andalucía es mi tierra
y de ella estoy enamorada.
De su vientre han salido,
poetas, escritores,
artistas
y arquitectos,
reformistas de sus fachadas.

¡Qué se lo digan a la mezquita de Córdoba,
a las catedrales de sus ocho provincias!
¡A la Torre del Oro
y a su hermosa Giralda!

Mi tierra:
grabados de otras conquistas;
luce con salero y gracia su habla.
Orgullo del Guadalquivir,
mi tierra se baña
en noches de plata.

sábado, 24 de agosto de 2013

Bonita Córdoba

Bonita, Córdoba.
Nunca admiré tan de cerca
por donde paseaban tus sultanas.
Me hubiera gustado
derretir mis sandalias
al calor de tu asfalto.
Me hubiera gustado
lavarme  
en tus fuentes de cálidas aguas.
Me hubiera gustado
dormir
bajo el influjo de tu luna dorada.
Nada me hubiera dolido tanto
aunque me hubiese quemado la cara.
¡Nada hay peor,
que sentir pasión
sin repique de  campanas!

¿De quién te crees que eres dueña
en esta capital romana?
El hechizo de tus calles,
de tus patios, de tus casas,
escoltando una mezquita,
presumida  y gitana,
poseída  y sabia.

Dicen de quien toca sus columnas,
de su embrujo  queda prendada.
¡Y ahora llego yo!
clamando amor
de quien  antes bebió de tus fuentes,
de quien antes paseo por tus jardines
y refrescó su cuerpo con aromas de rosa,
bajo estrellas  perfumadas.

Ahora soy yo
la que camina descalza, 
emborrachada de amor,
sangrándome hasta los nudillos
de llamar a puertas cerradas.
La que cegada de celos pasea,
sobre un suelo alfombrado
para no sentir vuestras  pisadas;
pidiendo un hueco
donde calmar mi agonía,
haciendo de mis llagas tus causas.

Ahora soy yo,
la que ladra y no habla,
la que sabe dormitar disimulando.
Todo al calor
de una mañana de agosto,
interrumpiendo los besos
que salen de mis labios,
interrumpiendo el brillo de unos ojos,
llenos de lágrimas enamoradas.
Ensayando en el teatro de la vida, 
la plenitud de expresarme sin palabras
y frenando sin freno 
el temblor de mi cuerpo
pidiendo unas caricias de ternura, 
en medio de tanta nostalgia.
Besando unas manos 
aún presas, 
por el amor de aquella sultana.

lunes, 19 de agosto de 2013

Tiempo

Jamás he visto detenerse el tiempo, como tampoco reír o llorar al unísono. A veces la felicidad la tenemos tan cerca, tan intercalada entre nuestra piel que un simple roce lo confundimos con la caricia de nuestra ropa y seguimos en nuestro mundo de papel.
En primera persona veo endurecidas mis venas, mis ojos necesitan ayuda; en mis piernas se dibujan hileras de tonos azules, ¡qué paradoja mi color favorito! Mi piel se afina, dejando al descubierto los secretos de una juventud cada vez más lejana pero viva.
Todo es fruto de desechos, salidos de cadenas de montaje en desuso; mezclados con una multitud entre sordos y ciegos. Nadie es capaz de separar la paja para encontrar un puñado de arena cocida a fuego.
Y yo en medio…

Si es de día 
¿Qué más da?
cuatro que diez.
Si es de noche,
las doce o las tres.
Las estrellas siguen girando;
el sol, a veces,
lo tapan las nubes.
La lluvia desliza sus gotas
y el tiempo sigue pasando.

No soy yo quien lo dice,
es mi espejo.
No soy yo quien lo juzga
son los ojos de quién me mira.
No soy yo quien le pone orden,
de eso…
¡ay de eso!,
ya se encarga la vida.

jueves, 15 de agosto de 2013

Sólo se trata del viento

¿Qué hay si de nuevo muero?
no escucharé jamás el sonido del viento,
no intuiré tan siquiera,
los pasos que llegan a mí,
sintiéndome una vez más,
amada de nuevo.
Remanso de paz,
no,
no quiero morir,
ni hoy ni mañana;
siempre todo,
déjalo para luego.
Dejadme disfrutar de este deseo,
doloroso o placentero.
Amigo enmascarado,
tú nos haces sufrir.

!No debe de ser amor,
quién viene de lejos!
dormir, dormir,
sólo se trata del viento.


viernes, 2 de agosto de 2013

Reflejos

Por qué esta ausencia de ideas,
brota sin pena rodada,
la virtud de no tenerla
es la dicha de aceptarla.
O mejor
mientras el tiempo,
impasible recorre
mi sombra templada,
y yo esperando siempre una sonrisa
que sonroje.
O mejor
al niño que de la mano va,
al que pide brazos sin parar,
y yo anhelo esos llantos
que no los puedo calmar.
O mejor
de un día cualquiera,
el niño vuelve a llorar,
aupando los ojos,
a quien
nadie le logra calmar.
Será...
¿Que tienen madre esos brazos envejecidos?
¿De dónde sale esa atracción desesperada,
la que todo menor sueña
y en la infancia queda calmada?


viernes, 26 de julio de 2013

Ruedan las ilusiones por carriles de acero, sin detenerse siquiera, visualizando paisajes de verdes montañas, al abrigo de riveras y valles; cargadas aún con el rocío de la mañana.
Ruedan los sueños en butacas doradas, a golpe de risas, de ojos ilusionados, al chirrido de máquinas; en un vaivén cuentan los minutos que les acerca, más si cabe, a una ciudad encantada.
Y en el aire, camuflado, un viajero sin billete, viaja al compás de ese traqueteo obligado.
Es el destino que amargo y cruel en él se ha instalado. Y como una lluvia de verano, las ruedas de este tren, ahora, vuelan y con ellas las alegrías e ilusiones, la esperanza y las penas.
A falta de unos minutos, muchos se quedarán en estos vagones, como centinelas de una nueva vida; ignorando que han tocado tierra, porque en su último viaje, al final del camino nadie les espera.

Descansen en paz y apaguen la desesperación de quienes compartieron su vida.

miércoles, 10 de julio de 2013

Poesía pura

¿Qué tengo en el cerebro
que a viva voz me llama?
Me alerta de pensamientos,
me confunde, me alarma.
¿Es qué soy frágil
o es la soledad
que me desalma?

domingo, 23 de junio de 2013

El viaje

Y miraron de reojo, era inconfundible. El silencio acentuó más si cabe el ruido de una maleta de mano rodando otra vez y, ahora más que nunca, hacia un camino labrado apenas un mes antes.
Y dejando en el presente una madre incapaz de ofrecer otra cosa mejor, incapaz de abrir otra cortina por si hay oscuridad o de empujar otra pared lindando sobre el filo de otro abismo, sin pasaporte, ni tan siquiera para seguir un minuto más. Los cimientos ahora son de papel empapado de lágrimas y aderezado de sentimientos dormidos.
Al rato otro ruido delató que el bus se acercaba, no había duda, era el bus de la nueva vida, envuelto del calor de los que se iban, no se sabe dónde, pero yo si sabía que en esta tímida estación la que se embarcaba, no era una pasajera más, ¡no!
Ésta vez y sin saberlo era la ilusión de vivir, la alegría de seguir adelante, así lo percibí, así lo acepté y así me despedí.
Cuando de pronto sentí rodar otras ruedas, esta vez ya no se trataba de la pequeña y desengrasada maleta. Esta vez se trataba del destino, gastando asfalto, caminado sobre un presente cansino, agónico, con aroma a cerámica empolvada, con sabor a ladrillos muertos. Y al final, con sensación de un halo con olor a rancio de los que aún dormían en sus casas sin saber que fuera se cocía una nueva generación de jóvenes dispuestos a salir de sus camas y enfrentarse a la esperanza de un mundo mejor; sólo respirando, aturdidos, pero vivos. Esperando que el día abriese el firmamento para seguir caminando sobre unas aceras atolondradas.
Ahora mis pasos ya no delataban mi presencia, ni mi respiración aturdía a los pajarillos, aún esperando las primeras luces. Yo no soy nada, me siento como una esponja deteniendo humedad para que nunca se le olvide que a veces, hay que arrastrar las miserias y cargar con las memorias de un cerebro que te acompaña, adherido a tu piel, troquelado por las heridas de la vida.
Y eso no ha pasado por ninguna universidad, ha pasado por la sabiduría de ver tu cuerpo inerte sobre una fría cama y unos robots reconstruyéndolo y tú mirando desde la ventana, impasible.



domingo, 16 de junio de 2013

Presente

Hoy he estado lijando
las suelas de mis zapatos
para no dejar huellas,
cuando el viento venga silbando.
Mañana andaré descalza,
por aceras, prados y montañas
para que se claven en la arena
y me recuerden con nostalgia.

viernes, 7 de junio de 2013

Agua

El aire está ahí para quién lo respire.
Las aceras para los que pisan fuerte,
la calle para los perdidos,
el asfalto para los duros de espíritu.

La sombra de los árboles para los delicados,
el viento para los enérgicos,
el sol para los curtidos.

Y todos beben de la misma fuente,
y nadie se sacia con la misma agua.

Quien no la escucha,
ahí está ella para subir la voz.

Quién no la ve,
ahí está ella para sacudir su sudor.

Quien no la toca,
ahí está ella para bañarla de aroma.

Quién no la bebe,
ahí está ella para enamorarla.

Y quién de avaricia empape toda su piel,
ahí está ella para secarla.

Y yo y tú y él
jamás tendremos paños

para envolver su elegancia.

lunes, 13 de mayo de 2013

Dos paisajes

Dos paisajes enfrentados,
asustados de tanto cambio;
enfrente unos lirios azules,
abajo unas piedras blancas
abrazan a unas amapolas
cuajadas de gotitas de agua.
y en lo ancho del horizonte
un resplandor pálido, 
compungido, asustado.
No sé si es primavera
¿o acaso el invierno, que se reinventa?

Detengo la mirada.
Esas flores eternas
entre las que yo jugueteaba,
llevan el perfume
de sabor a madrugada.
Aún en mi memoria
revolotean abejas
donde antes había escarcha.
Ahora no,
es el rocío de la mañana
esperando a una niña;
es la eterna brisa del alba.

Y mi intelecto afligido,
incapaz de ver al sabio,
al juez que piensa.
Al pastor solitario por unos llanos
por donde los animales pastan,
por donde los insectos camuflan sus alas.
Y a la orilla del arroyo,
unas ranas croan
al son del agua.

Hace más de un mes
que la primavera llora,
de pena o de avaricia,
de odio o rabia.
La fugaz niñez se detiene,
vuelve a mi memoria;  
ya no piensa, ya no anda.
Sus pasos son sosegados
sin botas altas.

Ahora quiero sentir
el escozor de unas ortigas,
la sensación de los panecillos
escondidos entre hojas anchas.
Las cosquillas de las margaritas,
el calor, el frío,
el sudor del romero,
el olor del tomillo,
el sabor del hinojo
y el tacto del lentisco.

Y todo,
yendo descalza.

domingo, 28 de abril de 2013

Lento

Ni los labios rozan con tanta sensualidad
como lo hacen los tuyos junto a los míos.
Mi piel se derrite y electrifica,
se enciende de una pasión ávida de infinitas caricias;
me estremezco como una gota de agua
en el seco desierto.

Y tú me sigues preguntando
¡qué es lo que siento...!

El tic, tic de un amanecer en la primavera de mis sueños;
algo que ignoraba
y ahora ni morir quiero
con sólo pensar
lo cerca que he estado de haber pasado de largo
respirando el mismo aire.

¡No, no lo sabía...!

Hoy me revuelvo entre mis sábanas,
bebiendo de una sed con sabor a miel y a flor
y al calor de tu cuerpo
ahogo mis suspiros,
escondidos,
dónde sólo tú tenías la llave
para hacerme sentir
tu piel desnuda
junto a la mía.

¡...Amor, dolor, deseo, placer!,
llámalo como quieras.

Yo le pregunto a mi corazón
y él me responde con un
silencio,
encendido a fuego lento...

¡Muy lento!

miércoles, 17 de abril de 2013

Fría tierra

                                                                                                                               ¿Adónde va esa mujer,
        arrastrándose por la acera,
                                                                                                                                            ahora que ya es casi de noche,
                                                                                                                                    con la alcuza en la mano?
              (Dámaso Alonso)
Y volvieron a ir a por agua,
siguieron la misma senda,
se cruzaron con los mismos matorrales,
indagaron en las mismas cuevas que partían el camino.
Un día y otro día,
todos los días del año,
todos los años con sus meses,
y allí estaba,
rozando la perfección,
siendo una mente privilegiada,
tocando el trono con el leve gesto
de quien todo lo sabe y nada lo alcanza.
Y ahora esa mente le pide permiso al alma,
y el alma no habla, ni se alimenta de fracasos.
Sólo el tiempo pasa y no envejece,
ni le salen arrugas que hundan su mente,
ni tiene comprados nichos de hormigón, con lápidas de granito,
hiriendo en sus losas grabados de latón,
acompañados de cirios eternos reguardados por plásticos de colores.

Haciendo de su llama un baile perfecto...
no, no; él no es de este mundo.
El mundo se rinde a sus caprichos y él se ríe de este mundo.
No miente, ni escucha,
se hizo sordo en el pasado y fuerte en el presente.
No indaga porque lo sabe todo,
guarda secretos a voces y luego se desnuda,
y va y viene, resopla en silencio,
sabe que no existe el sol apagado,
que da igual,
así lo sentencia y se resiste,
se jacta del mar de las flores,
de los árboles sin ramas,
del fuego que todo lo devora e implacable lo contempla,
de los terremotos que hacen heridas en la tierra,
de la niebla que ciega los ojos de los mortales,
come a escondidas, devorando, robando, maldiciendo,
hincando su daga en campos de acero,
olvida porque no retiene, no llora porque no siente,
no espera porque ni escucha, ni ve, ni oye, ni sabe de desgracias,
ni de alegrías, ni se baña porque no huele.
No hay virus que acabe con él,
ni humano que no lo defienda.

Porque es nuestro maestro,
de él aprendemos, dejando legados a los sucesores del misterio
...ahí tenéis para pensar.
Para olvidar y emborrachar vuestras ideas,
tontos, idiotas, fracasados, ignorantes,
ciegos de todo  y ávidos de un interés.
Podridos bajo los cimientos de su furia,
bajo el regocijo de sus carcajadas, ablanda el camino
y nosotros los ricos, pobres y mal nacidos,
con trajes o harapos, desnudos, con hambre, sed,
comidos de miseria nos seguiremos arrastrando,
soportando su insolencia,
comiendo de sus sobras,
tapándonos con la oscuridad de su noche,
y muriendo, alimentando su agitada tierra,
esa que lo acobija y le manda abogados,
y jueces, constructores y albañiles, criados y vasallos....

Todos rendidos a la falda de sus laderas, al vasto suelo,
y sin embargo....
dormimos soñando que pase lento o pronto.
¿Qué más da?
unos programan su muerte,
los demás se impacientan por ella.

Y sólo los luchadores alzan sus manos apartando el lodo que los entierra.

miércoles, 3 de abril de 2013


El arrojo de una colilla, su último humo perdido entre los cristales del amanecer, el cielo emborronado de día y limpio, limpísimo de noche, nos aturde con el resplandor de sus estrellas. El estremecer de su brisa en noches de primavera. Así, esa es su dulce espera, o miedo, no sé. ¡Un aluvión de preguntas caía sobre mí, sin apenas tiempo para procesarlas, matizarlas! Después con la llave de repuesto abro el cajón de mis miedos; mis ojos buscan sin parar, ya no vale la más adecuada, sino la que calce como un zapato o un guante. Y todo en menos de veinte segundos; lo demás es demora convertida en sospechas. Los aciertos pegados a la piel no entienden de llaves que abran puertas, a veces incluso con las llaves no soy capaz de encontrar esa puerta. Y otras muchas, con llave y puerta sólo consigo engranar para volver a correr sin encontrar luz sobre una mesa.
Al lado de tus preguntas deja encendida una vela, para que pueda llegar a mi destino, sin perder veinte segundos en encontrar la respuesta.

sábado, 23 de marzo de 2013

Reflexiones de una memoria


Ahora que te vas, no te olvides de enjaretar el lienzo que cubre mi pecho, remete la manta entre las piernas y acomoda mi brazo, este brazo el cuál no me responde; pero mi cabeza, buscando siempre el lado izquierdo se alborota al pensar que no haya almohadas donde reposar mis silencios.
Tú lo controlas todo y esa palabra “juventud”; inundó un día, hace mucho tiempo, la sangre que me ardía por dentro y esta mente. No sé si lo aprecié o simplemente pasó volando, como aves migratorias, respetando un ciclo que ahora añoro y antes por no apreciar ni las veía, sin pensar en el destino que más tarde de mí se adueñaría.
No te culpo tiempo mío, de encontrarme llenando un espacio que palpo y no me corresponde, sintiendo en mi cabeza un zumbido ensordecedor  hecho a fuego suave, entretejiendo marañas, donde antes las desenredaba y ahora, a fuerza de no luchar, su puerta queda anulada.
Vivo en el presente de un minuto, en la cuerda que traba mi destino, en el clamor que a los demás se les escapa y en el aire que me sirve de amigo.
Ya no contemplo el amanecer, porque de otros es ahora su dueño, ni anocheceres que toquen a mi ventana porque hermética me contempla sin pausa. Las luces que vislumbro, son sombras discretas, artificiales, pensadas y descabezadas, como eterna sabiduría, envidiadas por poetas que de noche pensaban y de día dormían. Había mujeres que, a las luces de los candiles, hilaban, otras cosían. Siguiendo tradiciones, ahora perdidas, en una eternidad dedicada y una vejez mal avenida.
Siento no haberme ido, pidiendo perdón por ocupar un espacio, tal vez de otra adolescencia que ahora no esté viviendo, porque a golpe de tierra, hace tiempo que la estén pudriendo. Me culpo de no vivir y ser el vivir, el que se ha adueñado de saber inhalar un suspiro.
¿Y ahora qué hago yo? comiendo sin sabor, observando mi mano izquierda inmóvil y mis piernas, calladas, esperan una caricia que me erice la piel, ahora dormida. No hay segundos que se arrodillen para pedir perdón por ahogar mi desesperanza, sin un bastón donde agarrarme.
Esa parte de una existencia prestada, alquilada y vigilada por quienes se rompen sus cerebros jugando con una especie enloquecida por buscar el elixir de la eternidad. Si no, dime tú, para que existe el llanto, si mis ojos se han secado en la noche más ennegrecida.
Sólo el aleteo de una mariposa es capaz de alzar mi mirada y contemplar la locura que se instala en mi mente. Ya no soy capaz de gritar, sólo espero ese crujido en un instante, vestida de energía, forzando un volver atrás  repleto de incertidumbre y miedo y frío en la senectud de mi último recuerdo que ha marcado mi vida...

jueves, 7 de marzo de 2013

Proverbios

I
Cuando una lágrima escapa de mis ojos,
no siento escozor en mi tez rosada,
ni necesidad de abrasarme con mis dedos al tocarla.
Porque es al lector al que le arden sus mejillas
sintiendo mis lágrimas resbalar por su cara.

II
¿Quien lo ve bajo vendas blancas
y quien lo toca con manos ciegas?
Sólo el poeta cala el llanto,
tocando algodón
sobre ásperas zarzas.

III
Fallecen las flores en su corta estancia.
El que piensa y anda no las ve,
el que las ve y huele no las admira.
Y el que las huele y arranca,
mata aún más
su añorada vida.

IV
No hay camino sin destino
ni caminante sin gana de avanzar.
Sólo hay un tiempo vivido
sin horas para llegar.

V
Los sueños son libres
con ansias de volar
y alas sin motor
no atraviesan el ancho mar.
Por eso en tu orilla sueño
y mi sueño borrará
las pisadas de tu arena
antes de verte llorar.

VI
Mi silencio es poesía
no plasmada en un papel;
¡¡la dicha de ser vista
está escrita en el ayer!!

VII
No hay tiempo de olvidar
los recuerdos, un día despojados.
Sin embargo nos hizo soñar,
como a todos los enamorados.

VIII
Llorar es un don,
que algunos llegan a odiar,
pero el don, de llorar de amor
no es llorar de dolor.

IX
Cuando veas a alguien cabizbaja
por desiertas calles con neblina
pregúntale si ha perdido
 la orientación en su vida.
Será la mejor pregunta,
para una respuesta escondida.

lunes, 4 de marzo de 2013

Poemas llenos de amor

  (I)
Asistiendo a mi agonía
de tus labios me enamoré,
los percibí como seda
oliendo a pura miel.

En ellos clavo el silencio,
si me preguntan ¿a dónde vas?
a pedir por un te quiero
sepultado en el mar.

Ahora clamo al cielo,
con mis ojos y mi piel,
esperando un solo beso
que nunca olvidaré.

  (II)
Cuando pase por tu camino,
sin alpargatas en mis pies,
si me hago una herida
¿quién me la curará después?

Cuando llegue al destino,
y no haya nadie para amar,
solitaria y confundida
¿quién me ayudará a remar?

y si siento ese vacío,
caminando al revés;
de vuelta a mi casa
¿quién me va a recoger?

Busco amigos en la tierra,
que me escuchen al pasar,
ahora que me sangra el alma
¿en quién podré confiar?

martes, 19 de febrero de 2013

Ecce Homo


En el bordillo de la tierra
hay soldados haciendo guardia
para no caer en el abismo,
cuando me sienta abandonada.

Feliz soy de saberlo,
conquistando y solitaria
mas,
mil perdones escondidos,
nunca vendrán a mi alma
porque el silencio ahoga el tiempo
y a mí me da la espalda.

Es lo que ve la gente,
es lo que nuestras manos palpan,
pero la mirada fija,
mirando sin palabras,
es la mayor agonía
que percibo en mis entrañas.

Dime algo sin ojos que te rijan,
ni manos que toquen fibras;
dime algo aunque no te vea,
despacito,
dime algo.

Quiero secar mis lágrimas
para cubrir mi piel,
de mil caricias apagadas.
No esperes con los puños atados,
ni  con vestiduras rasgadas,
mirando a los soldados
con la caña entrelazada.

Ahogando las ilusiones de un vivir,
sufriendo,
esperando verme inerte.
¿De mí no te cansas?
¡Qué sentido anhela tu mensaje,
cuando de semillas siembras la tierra
y luego la rodeas de sierpes!
¿Qué esperas cuando el sufrir y el vivir
caminan juntas hasta la muerte?

Baja la cabeza y con tu largo cetro
despéjala de espinas,
alza tus manos
para que cuando caiga,
rebane la soga
de tus muñecas heridas.

Ahora suspende tu presencia
hacia tu huerto
y riega con sangre
las semillas que del cielo cayeron.
Inúndalas de sol
¡librando el viento!
para que la lluvia de abril
le ofrezca a mayo,
hijos con la panza llena
y abrigos para el invierno.