Desdeño las romanzas de los tenores huecos

y el coro de los grillos que cantan a la luna.

A distinguir me paro las voces de los ecos,

y escucho solamente, entre las voces, una.

(Antonio Machado)

domingo, 23 de junio de 2013

El viaje

Y miraron de reojo, era inconfundible. El silencio acentuó más si cabe el ruido de una maleta de mano rodando otra vez y, ahora más que nunca, hacia un camino labrado apenas un mes antes.
Y dejando en el presente una madre incapaz de ofrecer otra cosa mejor, incapaz de abrir otra cortina por si hay oscuridad o de empujar otra pared lindando sobre el filo de otro abismo, sin pasaporte, ni tan siquiera para seguir un minuto más. Los cimientos ahora son de papel empapado de lágrimas y aderezado de sentimientos dormidos.
Al rato otro ruido delató que el bus se acercaba, no había duda, era el bus de la nueva vida, envuelto del calor de los que se iban, no se sabe dónde, pero yo si sabía que en esta tímida estación la que se embarcaba, no era una pasajera más, ¡no!
Ésta vez y sin saberlo era la ilusión de vivir, la alegría de seguir adelante, así lo percibí, así lo acepté y así me despedí.
Cuando de pronto sentí rodar otras ruedas, esta vez ya no se trataba de la pequeña y desengrasada maleta. Esta vez se trataba del destino, gastando asfalto, caminado sobre un presente cansino, agónico, con aroma a cerámica empolvada, con sabor a ladrillos muertos. Y al final, con sensación de un halo con olor a rancio de los que aún dormían en sus casas sin saber que fuera se cocía una nueva generación de jóvenes dispuestos a salir de sus camas y enfrentarse a la esperanza de un mundo mejor; sólo respirando, aturdidos, pero vivos. Esperando que el día abriese el firmamento para seguir caminando sobre unas aceras atolondradas.
Ahora mis pasos ya no delataban mi presencia, ni mi respiración aturdía a los pajarillos, aún esperando las primeras luces. Yo no soy nada, me siento como una esponja deteniendo humedad para que nunca se le olvide que a veces, hay que arrastrar las miserias y cargar con las memorias de un cerebro que te acompaña, adherido a tu piel, troquelado por las heridas de la vida.
Y eso no ha pasado por ninguna universidad, ha pasado por la sabiduría de ver tu cuerpo inerte sobre una fría cama y unos robots reconstruyéndolo y tú mirando desde la ventana, impasible.



domingo, 16 de junio de 2013

Presente

Hoy he estado lijando
las suelas de mis zapatos
para no dejar huellas,
cuando el viento venga silbando.
Mañana andaré descalza,
por aceras, prados y montañas
para que se claven en la arena
y me recuerden con nostalgia.

viernes, 7 de junio de 2013

Agua

El aire está ahí para quién lo respire.
Las aceras para los que pisan fuerte,
la calle para los perdidos,
el asfalto para los duros de espíritu.

La sombra de los árboles para los delicados,
el viento para los enérgicos,
el sol para los curtidos.

Y todos beben de la misma fuente,
y nadie se sacia con la misma agua.

Quien no la escucha,
ahí está ella para subir la voz.

Quién no la ve,
ahí está ella para sacudir su sudor.

Quien no la toca,
ahí está ella para bañarla de aroma.

Quién no la bebe,
ahí está ella para enamorarla.

Y quién de avaricia empape toda su piel,
ahí está ella para secarla.

Y yo y tú y él
jamás tendremos paños

para envolver su elegancia.