Desdeño las romanzas de los tenores huecos

y el coro de los grillos que cantan a la luna.

A distinguir me paro las voces de los ecos,

y escucho solamente, entre las voces, una.

(Antonio Machado)

sábado, 26 de octubre de 2013

Retrato de la infancia, sueño roto

Quiero derretir mi vida donde me viste nacer,
apartar los meses hasta ver mis pies ponerse de pie,
llorar por un reventón de manías y crecer,
volver a ir a la escuela, que me expliquen ¿para qué?
Todo me lo tienen que concretar y todo pasó sin una sola explicación.
Hoy es otro año y mi cama está vacía,
mi habitación ya no huele a naftalina,
pero el suelo es el mismo,
los techos conservan las mismas vigas,
la alacena se ha convertido en portal,
ya no se guarda leche en polvo para el último bebé,
ni guardan rebecas en maletas de cartón.
Ya no esperamos llamadas en un único teléfono,
ni los caballos pasean a guardias civiles,
ya no hay damajuanas detrás de una barra ni barras de longaniza esperando ser comidas.
Ya no está la abuela ciega limpiando lentejas,
ni los pavos reales paseando por los estercoleros
y yo todavía no había mirado al cielo, pero pensaba y pensaba
sólo que nadie me dijo que era pensar.
La muerte la veía lejana y nunca para mí,
las enfermedades eran de otros
y las voces provenían de otras casas
de la mía sólo el bostezo de unos animales;  
y los cementerios balsas de arrugas entre rocas doradas.
La realidad del hoy es la mezcla de las decisiones del ayer,
los errores de un pasado sin instrucciones ahogan las ilusiones de un presente
y la rama de olivo  donde antes me mecía
ahora es un trozo de hielo que se derrite
dejando mi conciencia al aire
y un cuerpo atrapado con un horizonte incierto.
Demasiadas emociones en una casa vacía,
demasiadas pisadas huérfanas en un suelo enquistado de casquijos sueltos,
ya ni los perros ladran cuando el viento les da en sus hocicos
ni las gallinas cacarean al amanecer de los días.
Nada dentro de la nada,
pero antes de la nada
yo siento que ya merodeaba allanado el camino de mi vida.
Sólo un sueño roto dentro de una vida.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Volveré

Volveré a Madrid, 
tal vez
un día sin prisas.
Un día que luzca el sol sobre mi cabeza
detendré las nubes a mis espaldas
para ver volar los aviones de cerca.
Siempre volveré;
si me prometes promesas
siempre que no engañes mi dolor
y me brindes compañía eterna.

Poemas desde el llanto

VI
Y seguirán los frutos dando frutos,
y la tierra trampeando veredas.
Pisadas sobre alfombras de seda,
colores sobre montañas eternas
pero mi árbol se pudre
y su tronco;
albergue de fieras.

V
El camino se estrechó,
donde duermen las alondras,
ésas que de camino a la alberca,
en sus picos albergaban agua.
Y las vi de noche,
eternas de madrugada;
pero el sueño embelesó mi conciencia,
dejándome llevar por el sonido,
tal vez de una máquina estropeada.
Esa que alimenté un día,
una noche y una mañana.
Sólo me queda atracar al tiempo,
volver hacia un pasado,
recuperar mis ideas
y quemar mi cuerpo desecho.

IV
Fuiste justo,
mas si cabe, en el tiempo.
Una mota engalanada,
me recuerda
lo bien que sabe
sin sentirme atormentada.

III
Asiento yo con mis ojos
al ver tu cara junto a la mía
y ahora sobran cien cerrojos
para desnudar mi agonía.

II
No me pidas que aprenda
lo que tú has conseguido
peldaño a peldaño.
Yo sólo vivo los segundos,
y mañana tal vez no me acuerde
que han pasado mil años.

I
Ésta llave no abre la libertad
ni cierra caminos,
sólo es un placebo más,
para mantenernos despiertos
en un mundo perdido.


domingo, 13 de octubre de 2013

Catorce minutos

Y quedan catorce minutos de una agonía eterna
y quedan catorce minutos y nadie lleva la cuenta.
Sólo por unos minutos menos
de esos catorce
hubiera dado mi vida por saborearlos de cerca.
Después rodaron emociones por escalones de piedra
limpiando unos corazones de polvo y arena.
Ya no se siente el frío de una mañana fresca
pero si un leve viento que huele a tormenta.
Evaporando unas lágrimas,
que aún,
no han salido fuera.
Ya no queda césped que ablande la tierra
sólo pisadas hundidas para andar sobre ella
¡Y unos árboles desnudos de frutos!
¡Y unos rosales con rosas eternas!
guardan entre sus ramajes
melodías de Vivaldi para alegrar la existencia.                                                                     
Pensando
un perro dócil con mirada triste
pasea y observa, calla y se sienta
oliendo un otoño
de una tarde cualquiera.
Detrás de los muros nada se oye,
detrás del silencio una niña corretea
llenando de vida
un jardín de hojas secas.
Vaciando a carcajadas su prematura inocencia
llenando el lugar que otros dejan.
Todo en un mundo retorcido.
Pero el mundo la ha parido
para que nada se pierda.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Sólo un paréntesis en la gotera de mi azotea

Postrada estoy con pies de barro
alerta y mirando al cielo.
Una tormenta amenazaba
con dejarme 
sólo 
los muñones fuera
¿y quién caminó por mí
en aquellos días azules?
¿y quién vigiló mis pasos
cuando llevaba tacones?
Coger el tiempo y congelar sus días,
dormir en los segundos
que marcan las horas.
¡Dónde estaba yo
sin correa al cuello!
y tú,
¿por qué gritabas?