Desdeño las romanzas de los tenores huecos

y el coro de los grillos que cantan a la luna.

A distinguir me paro las voces de los ecos,

y escucho solamente, entre las voces, una.

(Antonio Machado)

miércoles, 2 de abril de 2014

Soy

Soy pasto seco,
cuando ni el caminar es grato para quien pasa
hechizando el silbido del fuego.
Sus llamas se hacen abono
dorando una tierra callada,
esperando la luz de la noche,
somníferos de plata,
para regar de luz
las aristas de una montaña en calma.
Soy el sentimiento perdido
por el que nadie pregunta
y el luego es, “el hasta siempre” en una despedida temprana.
Ciego de orgullo
por no mirar mi alma,
insípido conservante
con ese agrio que al poeta atrapa.
Siempre soy
ya que nunca fui nada;
ave de nido quieto,
sopor ante nuevas palabras,
imaginación en mentes nuevas,
murmullo de esperanzas.
Nunca soy lo que otros nunca vieron
y sé que sigo siendo
pasto esparcido volado por el viento.
¿Mas quieres que vea vestigios en unas olas en calma?
Remando en tierra abierta
el mar se escapa,
emergiendo como astillas de un naufragio en llamas,
menguando con el brillo de un espejo cuando la marea baja.
Las entrañas de su cuerpo emergen desnudas
para limar con mis ojos
el óxido desgarrado por la sal de sus aguas.
Y lo vi debajo, nadando,
y unté mi piel con sólo el vapor,
dejándola morir al sol,
el vestigio de pasto seco
en ojos ciegos de amor.

 .